El advenimiento de las tecnologías digitales ha resultado en un desplazamiento absoluto de la fotografía analógica hacia un recurso de escasa producción en la realización de imágenes fotográficas. Muchos realizadores han pasado de un sistema al otro sin comprender cabalmente la naturaleza de lo digital, el potencial aprovechamiento de sus virtudes y las diferencias respecto a la tecnología análoga que, si bien se desarrolló durante casi 200 años, lo hizo de modo lento y nada vertiginoso, comparada con el vendaval digital que nos obliga a una permanente actualización del conocimiento de sus múltiples herramientas, que se crean y modifican casi a diario.
El registro en fotografía digital comporta una amplia gama de posibilidades para el manejo de los valores tonales y de color; existen además múltiples medios de reproducción, cuyo adecuado procesamiento posibilita que los resultados estén dentro de las expectativas del realizador.
Si bien muchas posibilidades de tratamiento de la imagen ya existían en el proceso análogo, es con las múltiples herramientas digitales, y su constante desarrollo, que se logra un control sobre la imagen que antes no en era posible o requería de largos procesos, dando lugar a resultados no siempre predecibles.
El concepto de registro en negativo digital, también conocido como formato “raw” (del inglés crudo), abre un enorme abanico de posibilidades, permitiendo al fotógrafo la construcción y control de la imagen con mucha mayor independencia de los valores por defecto establecidos por el fabricante de la cámara.
Los sensores de las cámaras digitales no captan los colores y variaciones de luz con los mismos valores que las imágenes que se producen en nuestra mente. Toda imagen capturada por un sensor debe ser procesada en varios niveles y etapas a fin de resultar semejante a la realidad. Dadas las limitaciones técnicas actuales tanto en la captura como en la reproducción de los detalles, valores tonales y cromáticos de la realidad, cada fabricante determina como optimizar la respuesta en la propia cámara, según sus propios estándares, lo cual no implica que éstos sean los deseados por el autor. Al realizar la captura en formato de archivo “raw” deja la libertad al autor de asignar la mejor respuesta obtenible, dentro de las limitaciones específicas de cada cámara, en un proceso posterior, no ya realizado automáticamente en la cámara misma, sino por medio de un proceso interactivo a través de la computadora.
Cada aspecto técnico del proceso fotográfico digital contiene numerosas variables que el fotógrafo debe conocer y dominar para que el resultado final del proceso no quede al azar o determinado externamente sin la decisión explícita del autor.
Entre lo crudo y lo cocido
